La Literatura Gauchesca • Nota nº 10: Estanislao del Campo

Nos toca ocuparnos ahora de Romualdo Gregorio Estanislao Del Campo, nacido el 7 de febrero de 1834.
Fueron sus padres Don Juan Estanislao Del Campo, coronel en las guerras de la Independencia -luego unitario que acompañó los restos de Lavalle a Bolivia- y de Doña Gregoria Luna, natural de Santiago del Estero.
Del Campo inicia su carrera literaria en 1857 publicando “carta de Anastasio El Pollo sobre el beneficio de la señora Grua”, que es una prefiguración del Fausto, como lo ha destacado Angel J. Battistesa. Posteriormente se vincula con Hilario Ascasubi, a propósito de unas poesías gauchescas y así nace la amistad entre El Pollo y El gallo.
El escritor actuó en las batallas de Cepeda y Pavón como teniente a las órdenes de Alsina.
En 1866 Alsina es elegido gobernador de la Provincia de Buenos Aires y en agosto de ese año se representa en el Teatro Colón la ópera “Fausto”, de Gounod, con libreto de M. Carrié y J. Barbieri.
Sobre ella, Del Campo compone su obra en cinco días y la publica, primero en el Correo de los días domingo, y luego en folletos. Con la venta de los mismos ayuda a las víctimas de la guerra con el Paraguay.
Del Campo es elegido diputado por la provincia y funda “El Porvenir Argentino”, órgano del Partido Liberal, donde se trabajará por la fórmula Sarmiento- Alsina.
En 1870 publica sus poesías. En 1874 recibe los despachos de teniente coronel de Guardias Nacionales. Se produce luego la revolución Mitrista, durante cuya campaña contrae una enfermedad en la laringe. Los años pasan y su estado va empeorando. Llega su jubilación en abril de 1880 y meses después fallece el 6 de noviembre.
Al decir de Nicolás Olivari, Estanislao Del Campo fue un hijo de un ilustre guerrero de la Independencia Argentina, el coronel Del Campo, y Estanislao -el poeta- vivió sus años en una atmósfera de puro criollismo, del más puro porteñismo. Bebió en su hogar aquel acendrado amor de patria, de su tierra, de su pago. Su nombre está escrito al lado de otro grande, José Hernández. Iguales en el alto valor emocional de sus obras, que son realistas y sentidas y sobre todo argentinas. Fueron poetas de una nación, de una raza.
Estanislao Del Campo fue cantor de Buenos Aires y de su río de aguas pardas y turbias. Pero intuía que sus dos personajes, Anastasio El pollo y su Don Laguna, estaban hablando para la posteridad.
De sus cuartetas populares podemos citar la siguiente: “Con el cuento de la guerra/ andan matreros los cobres/ Vamos a morir de pobres/ los paisanos de esta tierra”. Y si bien en antologías se dice que el Poema “Fausto” está inspirado en el homónimo de Goethe, no es así felizmente, porque Estanislao Del Campo se puso en el lugar del personaje, Anastasio El Pollo.
El “Fausto” es todo un tratado de psicología gauchesca, sobre el paisano de Buenos Aires y aún sobre el porteño que no ha cambiado y que todos llevamos adentro.
El comienzo del “Fausto” es oro puro. Recordémoslo: “En un overo rosao,/ flete nuevo y parejito,/caiba al bajo al trotecito/ y lindamente sentao, / un paisano del Bragao/ de apelativo Laguna./ Mozo jinetazo, ¡ Ahijuna !/ como creo que no hay otro,/ capaz de llevar un potro/ a sofrenarlo en la luna”.
El relato del paisano que va al Teatro Colón, donde representan “Fausto” de Gounod, es sencillamente magistral por su inesperada belleza.
Retrata al Diablo de este modo, en que cada sustantivo tiene el valor de una interjección: “¡Viera al Diablo! Uñas de gato./ Flacón , un sable largote ,/ gorra con pluma, capote/ y una barba de chivato./ Medias hasta la berija,/ con cada ojo como un charco,/ y cada ceja era un arco/ para correr la sortija.”
Mármol y Guido Spano lo miraban con suficiencia y detentaban el cetro de la poesía de entonces. Eran desesperadamente románticos y la época también lo era. ¿Cómo podía atisbarse en el “Fausto”, poema de ingenio y formidable realismo, hecho con las cosas de todos los días , con las costumbres, el modo, el habla, el gracejo del pueblo, su estupendo perfil de poesía mayor?
Mientras palidece la gloria de aquellos románticos, aumenta esplendorosa la noble poesía de Estanislao Del Campo, quien murió a los 46 años después de algún tiempo en que su cerebro estuvo inválido por las nieblas de la locura.
En el canto VI la previsible generosidad del poeta decía: “Ansí es el mundo, amigazo./ Nada dura, Don Laguna,/ Hoy nos ríe la fortuna,/ mañana nos da un guascaso!…”
Por último veamos esta otra: “Pasa el tiempo, vuelve al pago./ Y en cuanto más larga ha sido / su ausencia , usted es recibido/ con más gusto y más halago.” Ø